Es más seguro buscar
en el laberinto que
permanecer en una
situación sin Queso.
Tal como le sucediera antes, comprendió que aquello de lo que se tiene miedo, nunca es tan malo como lo que uno se imagina. El temor que se acumula en la mente es mucho peor que la situación que existe en realidad. Al principio de su nueva búsqueda experimentó tanto miedo de no encontrar nunca Queso Nuevo que ni siquiera deseó empezar a buscarlo. Pero lo cierto es que, desde que iniciara su viaje, había encontrado en los pasadizos Queso suficiente para continuar la búsqueda. Ahora, esperaba con ilusión encontrar más. El simple hecho de mirar hacia delante ya resultaba estimulante. Su antigua forma de pensar se había visto nublada por sus preocupaciones y temores. Antes solía pensar en no tener Queso suficiente o en que este no durase tanto como deseaba. Pensaba más en lo que pudiera salir mal que en lo que podía salir bien. Pero eso cambió por completo desde que saliera por primera vez del depósito de Queso Q. Antes pensaba que nunca deberían haberles cambiado el Queso de sitio y que ese cambio no era justo. Ahora se daba cuenta de que era natural que el cambio se produjese continuamente, tanto si uno lo espera como si no. El cambio sólo le sorprende a uno si no lo espera ni cuenta con él. Al comprender repentinamente que había cambiado sus convicciones, se detuvo para escribir en la pared:
Las viejas
convicciones
no te conducen
al Queso Nuevo.
Haw no había encontrado aún Queso, pero mientras recorría el laberinto pensó en
todo lo aprendido hasta entonces.
Ahora comprendía que sus nuevas convicciones estaban favoreciendo la adopción
de nuevos comportamientos. Se comportaba de modo muy diferente a como lo hacía
cuando regresó al depósito sin Queso, en busca de Hem.
Sabía que, al cambiar las convicciones, también se cambia lo que se hace.
Uno puede estar convencido de que un cambio le causará daño y resistirse por tanto
al mismo; o bien puede creer que encontrar Queso Nuevo le ayudará, y entonces acepta el
cambio.
Todo depende de lo que uno prefiera creer.
Así que escribió en la pared:
Al comprender que
puedes encontrar
Queso Nuevo y
disfrutarlo.
Cambias el
curso que sigues.
Haw sabía ahora que habría estado en mejor forma si hubiera afrontado el cambio
mucho más rápidamente y abandonado antes el depósito de Queso Q. Se habría sentido
más fuerte de cuerpo y espíritu y podría haber afrontado mucho mejor el desafío de
encontrar Queso nuevo. De hecho, quizá ya lo habría encontrado a estas alturas si hubiese
esperado el cambio y permanecido atento, en lugar de desperdiciar el tiempo negando que
ese cambio ya se había producido.
Utilizó de nuevo su imaginación y se vio a sí mismo descubriendo y saboreando el
Queso Nuevo. Decidió continuar por las zonas más desconocidas del laberinto y encontró
pequeños trozos de queso aquí y allá. Haw empezó a recuperar su fortaleza y seguridad en
sí mismo.
Al pensar en el lugar del que procedía, se sintió contento de haber escrito frases en
la pared, en tantos lugares diferentes de su andadura. Confiaba en que eso sirviera como
una especie de sendero marcado que Hem pudiera seguir a través del laberinto, si es que
alguna vez se decidía a abandonar el depósito de Queso Q.
Haw sólo confiaba en estar dirigiéndose en la dirección correcta. Pensó en la
posibilidad de que Hem leyera las frases escritas en la pared y encontrara su camino.
Escribió en la pared lo que venía pensando desde hacía algún tiempo:
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